La fecha recuerda el fallecimiento del dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez, ocurrido el 7 de noviembre de 1910, autor de la obra Canillita, que retrata la vida de un joven vendedor de diarios en las calles de Buenos Aires. El término, que proviene de la palabra “canilla” —por las piernas flacas del protagonista—, quedó para siempre asociado a esta noble profesión.
El canillita es mucho más que un repartidor de noticias: es un personaje querido del barrio, un vínculo cotidiano entre los vecinos y la información. Con su presencia en las esquinas, los kioscos y las avenidas, forma parte del paisaje urbano y de la memoria colectiva de la ciudad.
Tradicionalmente, el 7 de noviembre no se publican ni distribuyen diarios ni revistas, en señal de respeto a quienes desempeñan este oficio con compromiso y cercanía.
En tiempos de transformaciones digitales, el Día del Canillita invita a revalorizar la tarea de quienes difundieron por décadas la palabra impresa, acompañando cada mañana con su saludo y su ejemplar bajo el brazo.
Agradecemos a cada uno de los que nos ayudaron, y ayudan a llegar a las manos de nuestros lectores.