Ciudad

     Llegado a los 40 años comprendí que mi capacidad no alcanzaba para ser novelista. Y me decidí por reflejar la vida que otros habían vivido. Me incliné por Antonio Devoto de quien mi profesor de historia había dicho que su fortuna se había originado por la venta de libretas de enrolamiento. Cosa que verifiqué no era cierto.

       Fui reuniendo material con dificultad. Nadie sabía nada. Muy poco de y nada de la existencia de otros tres   y menos de una mujer.

       Me entusiasmaba el tema y al mudarme a Villa Devoto, fui a mi escuela primaria para proponer escribir su historia.  Con sorpresa, su directora me pidió participara en la Comisión el Centenario donde se estaba gestando un negocio sucio.  Fui presentado como historiador (ante mi vergüenza) en un plenario. Gracias a esto me fui enterando que existían dudas sobre el 12 de noviembre de 1888 que era el motivo de los festejos. Fui el responsable de una nota donde se fantaseaba sobre las costumbres y el valor de algo que ya era carne en la población. Hablando de un posible apeadero utilizado por aquellos que habían trazado el poblado.

      Un señor Montoya llegó a mi casa luego de haber sido echado por la Comisión.  Historiador aficionado, pero ingeniero agrónomo. Afirmaba que todos lo datos de la Villa aparecían recién después de 1889. Durante tres horas contestó todas mis preguntas y me confirmó que había gato encerrado. 

      Tenía secretaria, Flavia hija de un primo a quien dediqué el Tomo I de la Historia de Villa Devoto. Ella llamó a todos los Devotos de la guía, que siempre se creían descendientes de Antonio. Había que separar la paja del trigo. Vuelto del trabajo en Campana llamaba a los más interesantes. Tenían que ser longevos. Unos me remitían a Lilí que era quien más podía contarme de la familia. Tenía 94 años. Y por allí surgió el trigo. Los visité en su casa de San Isidro, Martín y Omar a pocos metros de la casa del rugbier Pucho que secuestraban para extorsionarlos. Y aún todo San Isidro defendía

      En la foto Lilí Caride de Devoto. A su lado su hija menor, siguiendo la dos hermanas Ruiz Palacio que vivía aun en Villa Devoto. Yo sonriente y feliz. Parado mi mujer, La hija mayor de Lili y el Mario de la mayor de las Ruiz Palacios. Faltaba Pascual el barón, que entrevisté en el Jockey Club y me negó todo lo que me habían contado su familia. Un pedante. Se mudó al Paraguay donde años después visitó Susana Costa.

      Terminé reuniendo en mi casa a unos sesenta o sesenta familiares que hacían año no se veían. Tuco Devoto nieto de Tomás que me alcanzó material. Era laburante en lo archivo de OSN. E habló de la muerte de su hermano Alfredo en el palacete e Callao y Marcelo T. de Alvear. Con la gente del embargo esperando el deceso para retirar la cama en que murió su hermano. 

      El día del festejo, 12 de noviembre, además de montar el palco lo llené de Devotos. Todos apretados junto a Suárez Lastra y a Dikie Clare y su mujer. Guolo presentador ex alumno del VDS.

     La Historia de Villa Devoto estaba en marcha. Faltaba que me cruzara con Francisco Núñez en casa de Nené Berano. No peleáramos a lo loco para finalmente amigarnos. Todos exalumnos del VDS. Con Francisco programamos asistir a los cursos de Diego del Pino y la concreción de la JEHVD un 14 de septiembre de 1992.

Firma Edgardo Oscar Tosi, miembro fundador de la Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto, que presidió desde 1992 a 1998; 2008 al 2012; y Vicepresidente desde 1998 a 2008 y desde 2012 al 2014, Distinguido como Historiador porteño en 2013.

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